Hace dos mil quinientos años en India, una persona llamada Shakyamuni simplemente levantó una flor delante de sus discípulos; todos quedaron en silencio menos uno de ellos, quien sonrió profundamente. De ese levantar la flor y esa sonrisa surge lo que llamamos “Zen”.
El Zen es una expresión vital del amplio tronco del árbol Buddhista.
"Vital" porque es mantenido vivo, y actualizado, atravesando el río del tiempo y las diferentes geografías y culturas, donde ha echado sus raíces. Esta vitalidad proviene, fundamentalmente, de la práctica sincera de Zazen. Y “Buddhista”, porque el Zen es núcleo y expresión de los más puros principios del Buddhismo.
“¿Qué es el Zen?” Es una pregunta que puede asemejarse a “¿Quién soy yo?”, o a “¿Cuál es el sentido de la vida misma?”. Este interrogante fundamental no puede ser respondido, intelectualmente, de una manera satisfactoria.
"Vital" porque es mantenido vivo, y actualizado, atravesando el río del tiempo y las diferentes geografías y culturas, donde ha echado sus raíces. Esta vitalidad proviene, fundamentalmente, de la práctica sincera de Zazen. Y “Buddhista”, porque el Zen es núcleo y expresión de los más puros principios del Buddhismo.
“¿Qué es el Zen?” Es una pregunta que puede asemejarse a “¿Quién soy yo?”, o a “¿Cuál es el sentido de la vida misma?”. Este interrogante fundamental no puede ser respondido, intelectualmente, de una manera satisfactoria.
Daniel Terragno Roshi dice: “La práctica del Zen es la práctica de retornar al hogar, al interior, a algo más esencial, y así despertar a nuestra naturaleza propia. Su fundamento es el Zazen. La pregunta ‘qué es el Zen’ es enfrentada y encarnada con toda la mente y cuerpo, instante a instante. Es así que nuestra práctica de Zen es la práctica de vivir responsablemente momento a momento.”
La profunda pregunta de qué es el Zen está asentada en tres principios que sostienen el espíritu del estudiante que se sienta a meditar en silencio:
- Gran Duda
- Gran Fe
- Gran Determinación
- Gran Fe
- Gran Determinación
Estos principios resumen y expresan la experiencia misma del Buddha histórico, el príncipe Gotama, hace más de 2500 años. El príncipe abandonó su palacio a los 28 años, y tras 6 años de intensas prácticas ascéticas, encontró que el camino de la extrema pobreza y ascetismo era tan estéril como el camino de las riquezas, que había experimentado en su infancia y adolescencia en el seno de una familia rica del clan de los Shakya. Gotama, o Shakyamuni, como se le llamaba, decidió alimentarse nuevamente y continuar su indagación sin herir su cuerpo y mente. Luego de un período intenso de meditación alcanzó una experiencia que le iluminó. La gran duda o indagación, la gran fe y confianza, y la firme determinación, guiaron al Buddha histórico hacia la comprensión de su naturaleza fundamental.
Al ver la Estrella de la Madrugada Shakyamuni se iluminó y exclamó: "En este mismo momento, simultáneamente, yo y todos los seres del Gran Universo realizamos el camino".
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